viernes, 23 de abril de 2010

How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb


"El que la ciencia-ficción haya acertado más en sus predicciones cuando apunta alto que cuando apunta bajo deriva de una tendencia en el pensamiento que está siempre presente, generación tras generación, y es la de considerar que, aunque no se haya alcanzado el fin de la historia, sí se ha alcanzado el punto a partir del cual todo lo que queda, en positivo o negativo, es el DESFASE.

Por eso, secretamente, sentimos un runrún de satisfacción ante las noticias que marcan subidas en los niveles de pandemia. Por eso deseábamos que al final de la nochevieja del 99 pasase “algo”. Porque nos produce cierta sensación de orgullo ser, quizá, la última generación antes del desastre definitivo. De igual manera, cuando imaginamos el futuro en positivo tendemos a imaginar avances científicos asombrosos, vehículos que viajan a través del tiempo, o cabinas que nos podrían teletransportar... Pero nos cuesta mucho imaginar cuáles serán las nuevas libertades sociales por las que se luchará, además que aquellas por las que se lucha ahora. Porque nos gusta imaginarnos como la última generación que, al menos, supo poner los últimos puntos sobre las últimas íes. "Señores de generaciones futuras, bailen todo lo que quieran, pero no olviden que nosotros pusimos la música". Así, podemos imaginar granjas de animales manipulados genéticamente y clonados sin fin, pero tiende a resultar polémica la idea de una sociedad vegetariana. Es un ejemplo. El desfase nos fascina. Lo próximo nos incomoda."

Esto es clave para entender la actitud de toda generación cuando alcanza los 30; la comodidad nos incomoda y nuestra imaginación es limitada, de ahí que nos guste pensar que somos testigos de un cambio en la historia del mundo, que se avecina una cataclismo.

Fragmento de este artículo de Nacho Vigalondo:
http://blogs.elpais.com/nachovigalondo/2009/06/apocalipsis-o-subidón.html

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