Por más que lo intento no consigo recordar como llegué hasta
Reflexiones de Repronto (sí recuerdo el primer Repronto que vi, fue aquel en el que se explicaba
qué demonios era Goofy). Pienso en la secuencia más lógica: un colega me lo pasa, lo veo, alucino.
Más tarde descubriría
El blog ausente y el
blog de Nacho Vigalondo, un tipo que
ya admiraba antes de saber nada de él.
La clave de Repronto es siempre su pregunta de partida: por qué pasan ciertas cosas y por qué pasan en un determinado momento, lo que subraya que lo más importante para dar con una buena respuesta es hacer la pregunta correcta. Si la prensa hoy día es vaga y no se esfuerza en buscar la conexión entre dos acontecimientos, Repronto se vuelca en conectar la mariposa que bate sus alas en alguna parte con el ciclón tropical, todo no con el vicio de las palabras complicadas sino con una sencillez que casi parece querer esconder el trabajo de cada pieza. Humilde pero apuntando alto, modesto pero brillante. Al final internet es la fuente que nos dejan, es el nido de los trolls y de las grandes ideas, un desorden infinito (aunque no sé vosotros pero yo siempre que busco un lápiz miro en todos lados menos en el cajón de los lápices). Hoy, tristemente, lo más interesante no pasa ni en la tele ni en la prensa. Os habréis fijado; pocas o ninguna idea rompedora u original se pueden encontrar en las páginas de un periódico, menos en una tertulia de televisión. Repronto es el ensayo definitivo que hila teorías imposibles con el mayor espíritu lúdico posible. Minchinela es el profesor perfecto.
Es una pequeña obsesión desde que descubrí internet y empecé a leer a Chomsky; las conexiones, reconocer el orden dentro del desorden y establecer un discurso que es propio por definición. Tenía 18 años. Y es que internet pone en evidencia al que rechaza las posibilidades. A la pregunta, hace años, de la actual ministra de Cultura
“¿para qué necesitamos ADSL a no sé cuántos gigas?” el propio Minchinela respondía
"para que existan cosas como Reflexiones de Repronto". Y, como con casi todo, después de 4 temporadas, hay
un Repronto que lo explica, porque cada pequeña pieza de Reflexiones de Repronto trasciende. La controversia alta-baja cultura existe en todo y vale también para el mercado del pensamiento. El medio está por encima del contenido; el libro es la cumbre, una columna en un diario es algo respetable, en un blog ¡ni de coña! El desprecio es el deporte de los mediocres, utilizados por los que de verdad mandan. Recuerdo cuando empezó internet; para Antena 3 era el refugio de los nazis y los pederastas (!), luego se convirtió en el lugar ideal para realizar tus compras. Y es que una vez más el dinero marca la frontera entre lo válido y lo inválido.
El Sr. Ausente y Minchinela son dos enciclopedias humanas que se complementan. Aunque Minchinela no lo reconozca abiertamente su incisión sociológica criticona pero sensible tiene vocación trascendente, la de Ausente es más liviana y se disfraza de sabiduría pop, pero también apunta alto. Ausente no libra ninguna batalla, hace la guerra por su cuenta, su honestidad todavía hoy me conmueve. Lo demuestra
en cada palabra que escribe. Tengo claro como llegué a El blog ausente, fue a través de Repronto intentando averiguar quién había detrás del proyecto. El feísmo de su diseño me sorprende y me atrae. Un pequeño oasis no viciado por lo cool, lleno de excesos, donde la estética es algo más que estética, me encanta. Desde entonces páginas y páginas de historiografía Z y crítica honesta y entregada de la que engrandece al que lo escribe y al que lo lee, trascendente también, pero a su manera. Además, guardo un pequeño e inofensivo orgullo que se suma a todo lo dicho cuando me entero de que Ausente se movía por mi barrio e incluso fue a mi mismo colegio. Esos fantasmas compartidos.
Nunca hubiera relacionado a Vigalondo con Minchinela y Ausente de no ser por una de las iniciativas más divertidas que conozco (y que es culminación de ese "ver belleza en lo feo"):
Trash entre amigos. Hoy lo acepto con naturalidad pero en un principio la relación de Minchinela (el Dr. Repronto) y Vigalondo (ese que estuvo nominado al Oscar y salía en los anuncios de Visionlab) era como un cortocircuito para mi. Vigalondo es todo energía, quizá por eso su cerebro va siempre tres veces por delante del tuyo, todavía hoy me impresiona. Una sesión de Trash o un vistazo a su Twitter y sabréis a qué me refiero. En lo cinematográfico tiene mucho que decir y
con sólo un largometraje ha dado más que hablar que muchos otros veteranos del medio, sin embargo nada de lo que he visto suyo resume de forma tan concisa y certera su genio como
esto.
La visita a
su difunto blog es obligatoria si estás mínimamente interesado en el cine, digo difunto porque El País decidió cerrarlo tras una
absurda polémica twittera cuyo significado definió perfectamente
Querido Antonio en una entrevista:
"Lo que ha pasado con Nacho Vigalondo es aterrador, pero tiene cierto interés antropológico. Las reacciones que provoca su chiste no tienen ningún valor intelectual, porque en lugar de argumentos emplean trampas emocionales. Ese discurso superficial y solemne que busca obtener ventaja mediante el drama en lugar de la razón se llama demagogia. Y la demagogia no sirve a las causas a las que apela: las instrumentaliza en beneficio propio. Y lo ridículo de este caso es que el beneficio no es ganar una guerra sino una batallita dialéctica a un director de cine. Es fácil y gratificante, y después se lo puedes contar a mamá. El tratamiento del asunto en los medios es una consecuencia de esto, con la diferencia de que la recompensa se mide en términos mercantiles."Sólo puedo añadir que saber leer es algo más que pasar la vista por lo escrito y entender las letras, cualquiera con dos dedos de frente lo hubiera entendido. Que no haya de esos en un consejo de administración no es culpa de Vigalondo. Por suerte las amenazas de El País no se cumplieron del todo y el blog continúa online y sabias lecciones de cine como
la del director con palo no se han perdido en el ciberespacio.
En fin, entiendo Repronto como la semilla de algo, no sé de qué pero es un algo disperso y heterogéneo, desordenado y brillante. Si intentara definirlo aseguraría el fallo o necesitaría muchas más páginas pero en ese algo Ausente y Vigalondo son parte, como demuestra
Trash entre amigos o
El butano popular. No me hagáis caso, seguramente no tiene mucho valor, es gratis.
* La ilustración que encabeza esta entrada es un pequeño homenaje, podéis descargarla con mayor tamaño
aquí.